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lunes, 28 de noviembre de 2011
Curso online de AulaSIC: análisis económico de un proyecto de traducción
martes, 9 de junio de 2009
Los traductores levantan la voz
ENTREVISTA: Feria del Libro de Madrid
Los traductores levantan la voz
Tres premios nacionales de traducción conversan sobre los retos de un gremio maltratado por la industria editorial - Un debate en el Retiro aborda la profesión
JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS - Madrid - 06/06/2009
Los traductores no paran. En otoño estará listo el Libro Blanco de la Traducción, el lunes se celebra en el Instituto Cervantes de Madrid el simposio Traducir Europa y mañana a las 11.00 tendrá lugar en la Feria del Libro el coloquio Con traducción no hay Pirineos. Para reflexionar sobre su trabajo, EL PAÍS reunió a María Teresa Gallego Urrutia (Madrid, 1943), José Luis López Muñoz (Madrid, 1934) y Miguel Sáenz (Larache, 1932) en casa de este último. Los tres tienen en su currículo el Premio Nacional de Traducción. Mientras que gracias al anfitrión hemos leído a autores como Günter Grass, Thomas Bernhard o Salman Rushdie, a López Muñoz se le deben versiones de Faulkner, Scott Fitzgerald o Joyce Carol Oates. Entre tanto, Gallego se ha ocupado de Gide, Jonathan Littell o Modiano. Vicepresidenta de ACEtt, la sección de traductores de la asociación de escritores, ella es la que lleva las cifras: "Un 35% de lo que hay en una librería española es traducido". La web de ACEtt (www.acett.org) contiene una tabla de tarifas mínimas recomendadas que van de los 35 euros por cada 1.000 palabras para el inglés y las lenguas romances a los 60 para las orientales. Unos mínimos que no siempre se cumplen.
Pregunta. ¿Se puede vivir de la traducción literaria?
Miguel Sáenz. El 90% de los traductores tiene otro oficio, algo que les obliga a una doble jornada. La traducción literaria no es rentable. Lo bueno es que puedes elegir lo que traduces.
José Luis López Muñoz. Un traductor es como un actor. Cuando tiene prestigio puede rechazar los papeles que no le gustan, pero eso no le garantiza interpretar lo que quiera porque igual nadie se lo ofrece.
M. S. Descubrir algo nuevo es una de las ventajas de este trabajo. Cuando me llegó el manuscrito de Hijos de la medianoche, Salman Rushdie no era nadie. Un caso distinto es La historia interminable. No es una obra maestra, pero tenía cuatro hijos pequeños y me apetecía. Y es el único libro que me ha dado dinero. Salvo excepciones, los editores sienten un desprecio escandaloso por el traductor.
María Teresa Gallego. Hay estudios que demuestran que es ínfimo el coste de una traducción bien pagada en el precio general de un libro. O sea, no pagan mal para ahorrar, sino porque nos desprecian.
M. S. A la mayoría les tiene sin cuidado la traducción. Lo que quieren es que les salga barata. Y las tarifas están bajando.
J. L. L. M. La actitud cambiará cuando los lectores protesten por la calidad de las traducciones. Aquí todo el mundo se queja pero nadie protesta.
P. Pero ustedes están ya consagrados...
M. T. G. Después de 40 años de oficio, soy una privilegiada: me dan buenos libros, no me tocan una coma, me respetan el contrato... Lo que quiero es que ésa sea la pauta para todos los traductores.
P. Pese a las condiciones, el nivel de la traducción en España es alto.
J. L. L. M. Uno traduce porque quiere comunicar algo que ha leído y que le ha gustado mucho.
M. S. Ahí tengo unas actas de la Comisión de Derecho Internacional, que es más fácil de traducir que una novela. Por cada página me pagan seis veces más. Si en un mes puedo ganar lo que en un año... Cuando te viene un encargo así y lo rechazas para traducir a Günter Grass es que estás loco.
P. ¿Cuáles serían las condiciones ideales de trabajo?
M. T. G. Que se cumpla la Ley de Propiedad Intelectual. Que no haya traducciones sin contrato y que no haya contratos que se salten la ley.
M. S. ...que las editoriales respeten esos contratos. Porque las liquidaciones son de risa.
M. T. G. Hace falta un organismo estatal que controle eso. Que no todo tenga que pasar por el juzgado.
P. ¿La ley es buena?
M. S. Sí, pero se incumple. Y no puedes estar todo el día pleiteando con multinacionales. Hay editores que se quedan con subvenciones que deberían ir al traductor.
J. L. L. M. Y cuando un editor vende tu traducción -por ejemplo, al Círculo de Lectores-, lo hace por un precio que no conoces, y se queda con la mitad.
P. ¿Qué porcentaje del precio de un libro es para el traductor?
J. L. L. M. Lo habitual es un 1%. En autores libres de derechos, entre un 3% y un 5%.
M. T. G. De todos modos, el poco aprecio general se nota en cosas que no cuestan dinero. Muchas veces las reseñas de libros omiten en la ficha el nombre del traductor, o dicen que tal libro lo ha "traducido" la editorial equis. No digo ya poner al traductor en la cubierta del libro, cosa que hacen sólo unas pocas. Dicen que estropea el diseño.
M. S. Nos van a llamar vanidosos. La mayoría no lo ponen ni en la web.
M. T. G. No es vanidad, es un asunto laboral. El editor me pagará decentemente si sabe que le doy beneficios, que soy un valor añadido, si sabe que una buena traducción le va a dar tres céntimos más. Y para eso el lector tendrá que saber que existo. Hay gente que cree que todos los libros vienen directamente escritos en español.
M. S. En España hace 40 años nadie sabía quién había hecho una película. Hasta que llegaron los franceses con el cine de autor. Ahora el espectador sabe que los directores tienen nombre. Puede que un día pase eso con los traductores.
miércoles, 13 de mayo de 2009
De auténtica vergüenza
http://www.traduccioneslowcost.com
No sé a vosotros, pero a mí al menos se me cae la cara de vergüenza de pensar que la gente pueda venderse de esta manera, y ya me llega hasta el subsuelo con pensar en los pocos escrúpulos y conocimiento del campo que tiene la persona que ha creado esta empresa.
Desde luego, espero que los buenos profesionales no se atrevan a trabajar en una empresa de esta índole, puesto que echa por tierra todo lo que tanto tiempo se viene reclamando con respecto al estatus del traductor-intérprete: unas tarifas dignas como recibe todo profesional. Así que ya os podéis hacer una idea de a qué nos tendremos que enfrentar y contra qué tenemos que luchar una vez que salgamos de la carrera, y por favor, ¡NI SE OS OCURRA MANDAR EL CURRÍCULUM A ESTE TIPO DE EMPRESAS PORQUE NO MERECE LA PENA!
miércoles, 18 de febrero de 2009
La vida de un traductor literario I
"REPORTAJE: Los problemas básicos de un sector básico de las letras
Traducciones crecientes, dinero menguante
La situación de los traductores empeora por las subastas y el nuevo sistema para valorar su trabajo
VIRGINIA COLLERA - Madrid - 06/01/2007
Traduttore, traditore es quizás la más famosa de las sentencias sobre los traductores. La traición del traductor es metafórica: traiciona a las lenguas porque es imposible trazar una equivalencia perfecta entre ellas, y también traiciona al autor del texto que traduce y al que debe ser fiel (y, estrictamente, casi nunca lo es). Y, tal como están las cosas, habría que acuñar una nueva máxima: Editore, traditore -ésta sin metáforas- para describir la situación de la traducción literaria en España.
Desde 1987
El incumplimiento de contratos y el impago de los derechos de autor son traiciones de siempre. "Yo no cobro los derechos de autor de ninguno de los libros que he traducido", asegura Encarna Castejón, que ha traducido a George Steiner, Émile Zola o Michel Houellebecq. Las razones de este impago pueden ser diversas: los libros que ha traducido podrían no haber generado derechos de autor -normalmente deben superar los 20.000 ejemplares para que el traductor pueda empezar a cobrar- y, si lo hubieran hecho, ni la editorial ha dicho esta boca es mía ni la traductora ha luchado por lo que legítimamente le corresponde.
Y con el tiempo, las editoriales han pergeñado nuevas traiciones: la mayoría de las editoriales no han revisado sus tarifas desde hace más de 10 años. En realidad, eso no es del todo cierto, algunas sí, pero sólo para menguarlas. "Algunas editoriales llegan a ofrecer entre cuatro y seis euros brutos por página", denuncia María Teresa Gallego, presidenta de
En este afán editorial por encoger las tarifas ha aparecido una nueva modalidad: las subastas a la baja. "Ofrecen un libro a varios traductores y el que acepte la tarifa más baja, se queda con el trabajo", explica Carmen Francí, secretaria general de Acett. En la lista negra de esta asociación se encuentran editoriales como Planeta, Random House Mondadori, Gredos, Urano...
Completa el par de traiciones novedosas el nuevo sistema de facturación que han adoptado algunas editoriales. "Antes nos pagaban por página, porque escribíamos a máquina. Cada folio tiene 30 líneas y 70 espacios y nos pagaban lo mismo independientemente de que esas 30 líneas y 70 espacios estuvieran llenos o no [no los llenarían, por ejemplo, los diálogos ni los versos]: Con ese sistema, editor y traductor daban por supuesto un equilibrio. Sin embargo, hace tiempo, un genio editorial vio que si contaba las páginas y luego sus caracteres y los dividía entre 2100
[que son los caracteres que hay en una plantilla de 30 líneas - 70 espacios]
ya no tenía que pagar al traductor esos espacios en blanco. Seguía respetando los espacios entre palabras pero, a la hora de pagar, ya no existían puntos y aparte, y todo el texto iba corrido, como si fuera una especie de salchicha de texto", explica Carlos Milla quien, junto a Marta Pino, ha elaborado un estudio sobre este nuevo sistema de cómputo, que reduce, aproximadamente, un 20% los ingresos de los traductores.
Lamentablemente, aseguran los traductores consultados, la situación seguirá así, mejorando o empeorando lentamente, hasta que llegue el gran día. "Hasta que no podamos demostrar que las traducciones, las buenas y las malas, afectan a las ventas, a las editoriales les importará un comino", asegura Serrat. En España, dicen, no existe ni se vislumbra que vaya a surgir pronto una cultura de la traducción: "Que un señor o señora vaya a la librería y digan '¿Quién ha traducido este libro?", añade.
Carmen Francí está de acuerdo con el argumento pero, en su opinión, se queda corto. "Como actividad de aficionado la traducción literaria tiene cierto sentido, quizás también lo tendría en una industria pequeña de lenguas minoritarias, pero cuando la industria española es la cuarta en el mundo en número de títulos y su cifra de mercado es importante, es demencial".
Serrat y Francí coinciden en que ahora existe una nueva generación de editores. "El problema está en los tiburones editoriales que trabajan con criterios de rentabilidad a costa del más débil: el traductor, el corrector, los colaboradores externos. Son fabricantes de libros y no editores", dice Francí. "Los viejos editores están desapareciendo y como te encuentres con un jovencito recién salido de la escuela de gestión empresarial no hay manera de hacerle entender que por Verlaine, Apollinaire o Baudelaire no pueden pagar lo mismo que por traducir un libro de autoayuda", señala Serrat. Y Francí recuerda otra máxima -de Celia Filipetto, también traductora, y veterana-: "No se pueden comprar armanis a precios de Zara"."
Extraído de: http://www.elpais.com/articulo/cultura/Traducciones/crecientes/dinero/menguante/elpepicul/20070106elpepicul_2/Tes?print=1 [18-02-2009]
Y de paso os cuelgo el pdf, que lleva unos gráficos muy monos y bastante ilustrativos. También podéis descargarlo desde aquí.
martes, 19 de agosto de 2008
Tarifas traductor/intérprete jurado
Las tarifas que presento las he encontrado en esta página, donde además encontraréis información sobre los exámenes oficiales para traductor/intérprete jurado del MAEC (ya comentada en un post anterior sobre este tema). Repito que estas tarifas son orientativas, puesto que tampoco se cobra lo mismo para todos los idiomas (en el caso de idiomas exóticos, orientales y "raros" - tipo polaco, búlgaro, ruso, húngaro, lituano, finés, y un largo etc.), la tarifa suele incrementarse bastante:
Tarifas orientativas para la traducción e interpretación jurada | |
Traducción jurada directa | 0,8-0,9 |
Traducción jurada inversa | 0,9-0,10 |
Servicio mínimo | 40 euros |
Recargo por urgencia | 40% |
Copias | 30% |
| |
Interpretación jurada | 70 euros/hora |
Esto es una guía para idiomas como inglés, francés, italiano y portugués. En cuanto encuentre tarifas para idiomas exóticos, actualizo el post. Dudas, ya sabéis, email a ameti2008@gmail.com y haremos lo posible por resolverlas =).
miércoles, 28 de mayo de 2008
Traductores invisibles
Básicamente, que un libro tenga éxito en su versión española va a depender de nosotros, y a quien no le guste, que se aguante. Que cuando dices que eres traductor e intérprete ya es como si fueras un diccionario con patas, y si no sabes una palabra, tienes que estar aguantando la cara de panoli y el pensamiento interno de: pues vaya una m***** de traductor. Añadamos que nos pagan una miseria por el trabajo que realizamos en comparación a lo que ganan compañeros de profesión de otros países y el trato que se nos da (como el detalle de que en Francia cobren 18 cts por palabra cuando aquí se hacen subastas a la baja, que menuda vergüenza, o que en Francia e Inglaterra se ponga el nombre del traductor en la portada junto al nombre del escritor, y no como aquí, que si nos descuidamos, ni eso. De hecho, en Planeta DeAgostini no lo ponen ni en la carátula interna).
Con este planteamiento sobre la mesa, copio los fragmentos de un artículo perteneciente de nuevo al diario El País bajo el título Homero no escribía en español, del 28 de octubre de 2006:
La traducción es una labor invisible. Y lo es gracias a los traductores y, paradójicamente, también a su pesar. Por el lado positivo, una buena traducción hace tan poco ruido como un motor bien engrasado. Por el negativo, muchos lectores consideran que los libros ya vienen escritos directamente en castellano. Toda una paradoja si se tiene en cuenta que las traducciones suponen el 40% de la producción editorial española. A esto cabría sumar la poca atención que los críticos dedican a los traductores y lo mal que las editoriales pagan su trabajo.
[...] ¿Cuánto cobra un traductor? Aunque cada uno negocia con el editor sus condiciones particulares, la propia ACEtt tiene estipuladas unas tarifas mínimas por página que crecen en función del idioma:
- inglés y lenguas romances, 10,50 euros;
- alemán, rumano y griego moderno, 12;
- lenguas clásicas, eslavas, semíticas y vascuence,
- 13,50; lenguas orientales, 18.
En España nadie vive de la traducción. Todos los que se dedican a ella son además profesores, editores, funcionarios o intérpretes. Sucede incluso con las lenguas en expansión. [...] Puede que en Francia la traducción no esté mejor pagada que aquí, pero allí, al menos, da prestigio. Aquí no da ni prestigio. Al traductor no se le considera, no se le reconoce su labor. Para colmo, en ocasiones se sigue traduciendo a los autores orientales a través de un tercer idioma porque hacerlo directamente es más caro y más lento". Fue el caso de Gao Xingjian, Nobel chino en 2000 al que Ediciones del Bronce prefirió traducir del francés para aprovechar rápidamente el tirón del premio. También fue, más recientemente, el caso de la japonesa Murasaki Shikibu, una clásica de finales del siglo X cuyas historias de Genji conocieron el año pasado sendas versiones simultáneamente en Destino y Atalanta. En ambos casos las traducciones se hicieron a partir del inglés.
[...] Para Mario Merlino, no habrá verdadera historia de la literatura en español hasta que no se reconozca la aportación de las traducciones. Y no necesariamente las hechas por escritores, que en ocasiones tienden a meter excesivamente su cuchara en el texto ajeno. El caso de Borges está en boca de todos. "La traducción no es una tarea artística sino científica, como mucho, una artesanía", sostiene Carlos Manzano, que añade a su rigurosa lista negra de artistas traductores a Carmen Martín Gaite. Y que concluye: "Antes de la era de las imágenes en la que vivimos, la gente que no podía ir al Prado sólo tenía acceso a los cuadros a través de copias. Para el que no tiene acceso a un idioma, el buen traductor es un copista en el Prado, o un experto que dice si un cuadro está limpio, pero no es Picasso pintando sus propias Meninas". ¿Y qué es un buen traductor? Todos dudan. María Teresa Gallego apunta: "El que hace propio un libro y luego lo vuelve a escribir en su lengua, el que encuentra en la lengua de llegada recursos equivalentes a los de la lengua de partida, el que produce en el lector español el mismo efecto que el libro original produce en un lector de la lengua original".
JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS
Si queréis leer el artículo íntegro, podéis hacerlo en este enlace: Homero no escribía en español
O bien descargarlo en pdf desde Acett: www.acett.org/documentos/20061028babelia.pdf (tendréis que copiar la dirección en la barra de direcciones)
Lista negra de editoriales
Este artículo lo leí hace algún tiempo, y ahora lo recupero para todos vosotros, que quede bien patente la realidad que sufrimos los traductores en España a la hora de traducir libros (recordemos que, de no ser por nosotros, no habría mercado editorial en nuestro país). El artículo se publicó el día 6 de enero de 2007 en el diario El País bajo el título Traducciones crecientes, dinero menguante. Como adelanto os diré que en la lista negra de la Acett se encuentran editoriales como Planeta, Random House Mondadori, Gredos o Urano, entre otras muchas me supongo. Copio íntegramente del artículo:
TRADUCCIONES CRECIENTES, DINERO MENGUANTE
La situación de los traductores empeora por las subastas y el nuevo sistema para valorar su trabajo.
Virginia Collera, Madrid (El País, 06-01-2007)
Traduttore, traditore es quizás la más famosa de las sentencias sobre los traductores. La traición del traductor es metafórica: traiciona a las lenguas porque es imposible trazar una equivalencia perfecta entre ellas, y también traiciona al autor del texto que traduce y al que debe ser fiel (y, estrictamente, casi nunca lo es). Y, tal como están las cosas, habrá que acuñar una nueva máxima: Editore, traditore –ésta sin metáforas– para describir la situación de la traducción literaria en España.
Desde 1987 la Ley de Propiedad Intelectual protege los derechos de los profesionales de la traducción literaria: tras una ardua negociación la ley reconoció la autoría de los traductores y estableció unos contratos marco pensados para regular las relaciones entre traductores y editores. “Todavía hoy, casi 20 años después, parece que hay editores que desconocen la LPI, los contratos se incumplen sistemáticamente, o al menos, se intentan incumplir”, explica Manuel Serrat Crespo, veterano traductor y partícipe de las negociaciones con el gremio de los editores.
El incumplimiento de contratos y el impago de los derechos de autor son traiciones de siempre. “Yo no cobro los derechos de autor de ninguno de los libros que he traducido”, asegura Encarna Castejón, que ha traducido a George Steiner, Émile Zola o Michel Houellebecq. Las razones de este impago pueden ser diversas: los libros que ha traducido podrían no haber generado derechos de autor –normalmente deben superar los 20.000 ejemplares para que el traductor pueda empezar a cobrar– y, si lo hubieran hecho, ni la editorial ha dicho esta boca es mía ni la traductora ha luchado por lo que legítimamente le corresponde.
Y con el tiempo, las editoriales han pergeñado nuevas traiciones: la mayoría de las editoriales no han revisado sus tarifas desde hace más de 10 años. En realidad, eso no es del todo cierto, algunas sí, pero sólo para menguarlas. “Algunas editoriales llegan a ofrecer entre cuatro y seis euros brutos por página”, denuncia María Teresa Gallego, presidenta de la Sección Autónoma de Traductores de Libros de la Asociación Colegial de Escritores de España (Acett). Los traductores con cierta experiencia no aceptan esas tarifas irrisorias, pero quienes se toman la traducción como mera afición o quienes están empezando no suelen pelear demasiado por unas tarifas dignas. “Por eso cada vez hacemos más cursillos y mesas redondas, porque sabemos que les van a putear”, asegura Gallego.
En este afán editorial por encoger las tarifas ha aparecido una nueva modalidad: las subastas a la baja. “Ofrecen un libro a varios traductores y el que acepte la tarifa más baja, se queda con el trabajo”, explica Carmen Francí, secretaria general de Acett. En la lista negra de esta asociación se encuentran editoriales como Planeta, Random House Mondadori, Gredos, Urano…
Completa el par de traiciones novedosas el nuevo sistema de facturación que han adoptado algunas editoriales. “Antes nos pagaban por página, porque escribíamos a máquina. Cada folio tiene 30 líneas y 70 espacios y nos pagaban lo mismo independientemente de que esas 30 líneas y 70 espacios estuvieran llenos o no (no los llenarían, por ejemplo, los diálogos ni los versos). Con ese sistema, editor y traductor daban por supuesto un equilibrio. Sin embargo, hace tiempo, un genio editorial vio que si contaba las páginas y luego sus caracteres y los dividía entre 2100 (que son los caracteres que hay en una plantilla de 30 líneas x 70 espacios), ya no tenía que pagar al traductor esos espacios en blanco. Seguía respetando los espacios entre palabra pero, a la hora de pagar, ya no existían puntos y aparte, y todo el texto iba corrido, como si fuera una especie de salchicha de texto”, explica Carlos Milla quien, junto a Marta Pino, ha elaborado un estudio sobre este nuevo sistema de cómputo, que reduce, aproximadamente, un 20% los ingresos de los traductores.
Lamentablemente, aseguran los traductores consultados, la situación seguirá así, mejorando o empeorando lentamente, hasta que llegue el gran día. “Hasta que no podamos demostrar que las traducciones, las buenas y las malas, afectan a las ventas, a las editoriales les importará un comino”, asegura Serrat. En España, dicen, no existe ni se vislumbra que vaya a surgir pronto una cultura de la traducción: “Que un señor o señora vaya a la librería y digan ‘¿Quién ha traducido este libro?’”, añade.
Carmen Francí está de acuerdo con el argumento pero, en su opinión, se queda corto. “Como actividad de aficionado la traducción literaria tiene cierto sentido, quizás también lo tendría en una industria pequeña de lenguas minoritarias, pero cuando la industria española es la cuarta en el mundo en número de títulos y su cifra de mercado es importante, es demencial”.
Serrat y Francí coinciden en que ahora existe una nueva generación de editores. “El problema está en los tiburones editoriales que trabajan con criterios de rentabilidad a costa del más débil: el traductor, el corrector, los colaboradores externos. Son fabricantes de libros y no editores”, dice Francí. “Los viejos editores están desapareciendo y como te encuentres con un jovencito recién salido de la escuela de gestión empresarial no hay manera de hacerle entender que por Verlaine, Apollinaire o Baudelaire no pueden llegar a pagar lo mismo que por traducir un libro de autoayuda”, señala Serrat. Y Francí recuerda otra máxima –de Celia Filipetto, también traductora, y veterana–: “No se pueden comprar armanis a precios de Zara”.
Virginia Collera, Madrid (El País, 06-01-2007)
Traducciones crecientes, dinero menguante
También podéis descargar la versión en pdf desde Acett por si preferís tenerlo impreso en la versión que venía en el diario sobre papel: www.acett.org/documentos/20070106pag39.pdf (tendréis que copiar la dirección en la barra de direcciones)