Básicamente, que un libro tenga éxito en su versión española va a depender de nosotros, y a quien no le guste, que se aguante. Que cuando dices que eres traductor e intérprete ya es como si fueras un diccionario con patas, y si no sabes una palabra, tienes que estar aguantando la cara de panoli y el pensamiento interno de: pues vaya una m***** de traductor. Añadamos que nos pagan una miseria por el trabajo que realizamos en comparación a lo que ganan compañeros de profesión de otros países y el trato que se nos da (como el detalle de que en Francia cobren 18 cts por palabra cuando aquí se hacen subastas a la baja, que menuda vergüenza, o que en Francia e Inglaterra se ponga el nombre del traductor en la portada junto al nombre del escritor, y no como aquí, que si nos descuidamos, ni eso. De hecho, en Planeta DeAgostini no lo ponen ni en la carátula interna).
Con este planteamiento sobre la mesa, copio los fragmentos de un artículo perteneciente de nuevo al diario El País bajo el título Homero no escribía en español, del 28 de octubre de 2006:
La traducción es una labor invisible. Y lo es gracias a los traductores y, paradójicamente, también a su pesar. Por el lado positivo, una buena traducción hace tan poco ruido como un motor bien engrasado. Por el negativo, muchos lectores consideran que los libros ya vienen escritos directamente en castellano. Toda una paradoja si se tiene en cuenta que las traducciones suponen el 40% de la producción editorial española. A esto cabría sumar la poca atención que los críticos dedican a los traductores y lo mal que las editoriales pagan su trabajo.
[...] ¿Cuánto cobra un traductor? Aunque cada uno negocia con el editor sus condiciones particulares, la propia ACEtt tiene estipuladas unas tarifas mínimas por página que crecen en función del idioma:
- inglés y lenguas romances, 10,50 euros;
- alemán, rumano y griego moderno, 12;
- lenguas clásicas, eslavas, semíticas y vascuence,
- 13,50; lenguas orientales, 18.
En España nadie vive de la traducción. Todos los que se dedican a ella son además profesores, editores, funcionarios o intérpretes. Sucede incluso con las lenguas en expansión. [...] Puede que en Francia la traducción no esté mejor pagada que aquí, pero allí, al menos, da prestigio. Aquí no da ni prestigio. Al traductor no se le considera, no se le reconoce su labor. Para colmo, en ocasiones se sigue traduciendo a los autores orientales a través de un tercer idioma porque hacerlo directamente es más caro y más lento". Fue el caso de Gao Xingjian, Nobel chino en 2000 al que Ediciones del Bronce prefirió traducir del francés para aprovechar rápidamente el tirón del premio. También fue, más recientemente, el caso de la japonesa Murasaki Shikibu, una clásica de finales del siglo X cuyas historias de Genji conocieron el año pasado sendas versiones simultáneamente en Destino y Atalanta. En ambos casos las traducciones se hicieron a partir del inglés.
[...] Para Mario Merlino, no habrá verdadera historia de la literatura en español hasta que no se reconozca la aportación de las traducciones. Y no necesariamente las hechas por escritores, que en ocasiones tienden a meter excesivamente su cuchara en el texto ajeno. El caso de Borges está en boca de todos. "La traducción no es una tarea artística sino científica, como mucho, una artesanía", sostiene Carlos Manzano, que añade a su rigurosa lista negra de artistas traductores a Carmen Martín Gaite. Y que concluye: "Antes de la era de las imágenes en la que vivimos, la gente que no podía ir al Prado sólo tenía acceso a los cuadros a través de copias. Para el que no tiene acceso a un idioma, el buen traductor es un copista en el Prado, o un experto que dice si un cuadro está limpio, pero no es Picasso pintando sus propias Meninas". ¿Y qué es un buen traductor? Todos dudan. María Teresa Gallego apunta: "El que hace propio un libro y luego lo vuelve a escribir en su lengua, el que encuentra en la lengua de llegada recursos equivalentes a los de la lengua de partida, el que produce en el lector español el mismo efecto que el libro original produce en un lector de la lengua original".
JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS
Si queréis leer el artículo íntegro, podéis hacerlo en este enlace: Homero no escribía en español
O bien descargarlo en pdf desde Acett: www.acett.org/documentos/20061028babelia.pdf (tendréis que copiar la dirección en la barra de direcciones)
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